La enfermedad de Krabbe o la leucodistrofia de células globoides

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La enfermedad de Krabbe es una enfermedad hereditaria poco común que afecta la materia blanca de los sistemas nerviosos central (cerebro y médula espinal) y periférico (nervios de las extremidades inferiores y superiores).

Los síntomas de la enfermedad

Descrita por primera vez en 1916, la enfermedad de Krabbe se expresa en varias formas: una forma infantil, una forma de aparición tardía (infantil tardía/juvenil) y una forma adulta.

La forma infantil, con mucho la más común, aparece en los niños de entre dos y seis meses de edad y evoluciona en tres etapas características. Los primeros síntomas incluyen irritabilidad significativa, contracturas musculares, incapacidad para mantener la cabeza erguida (hipotonía axial), pérdida de funciones intelectuales adquiridas, retraso en el crecimiento, dificultades para alimentarse y episodios febriles. Luego aparecen episodios hipertónicos y convulsiones. La última etapa es más tranquila: el niño se vuelve hipotónico con la aparición de trastornos de la deglución, lo que puede conducir a infecciones respiratorias. El desenlace suele ser mortal antes de los 2 o 3 años de edad.

En casos mucho menos comunes, la enfermedad comienza más tarde (después de los 2 años de edad, o incluso en la edad adulta). La progresión de la enfermedad es más lenta en términos de los trastornos motores y la regresión intelectual, pero sigue siendo muy variable, incluso dentro de la misma familia. Los primeros signos que aparecen en los adultos son la debilidad muscular, los trastornos de la marcha correspondientes a la paraparesia espástica, la ataxia (trastornos del equilibrio) y la neuropatía periférica, asociados a trastornos sensoriales como la sensación de quemadura, y frecuentemente una disminución de la agudeza visual. Las funciones cognitivas se conservan durante mucho tiempo en las formas adultas.

El diagnóstico de la enfermedad

El diagnóstico sugerido por el cuadro clínico y las anomalías de la materia blanca en la RMN se confirma mediante pruebas enzimáticas en leucocitos o fibroblastos en cultivo que revelan una deficiencia de la actividad de la proteína GALC en casi todos los casos. La evidencia de la mutación confirma el diagnóstico.

El diagnóstico prenatal, la detección de enzimas o el análisis de mutaciones se encuentran disponibles para las familias en riesgo. Este diagnóstico en bebés recién nacidos solo se realiza de forma rutinaria en el estado de Nueva York. Se debe brindar asesoramiento genético a las parejas de riesgo (en las que ambos individuos son portadores de la mutación), e informarles del 25 % de riesgo de dar a luz a un niño enfermo. La evaluación genética prenatal a las 11 semanas de embarazo es posible en estos casos.

El mecanismo simplificado que conduce a la enfermedad

El cerebro controla muchas funciones del cuerpo, tales como la postura, el movimiento, los sentidos, el habla, el pensamiento y la memoria. La circulación de esta información es fundamental. En el cerebro, los oligodendrocitos son las células especializadas distintas de las neuronas que producen la mielina necesaria para la circulación adecuada de información entre las neuronas a lo largo de los "cables" que las conectan, llamados axones.

La enfermedad de Krabbe es un trastorno de las funciones del lisosoma que afecta la materia blanca de los sistemas nerviosos central y periférico. En las células, los lisosomas son responsables de "reciclar" los desechos celulares. Pero, en los pacientes con la enfermedad de Krabbe, los lisosomas no funcionan correctamente y se acumulan los desechos. La acumulación de productos tóxicos en los oligodendrocitos (en particular, un compuesto llamado "psicosina") conduce a su desaparición (muerte por apoptosis), lo que provoca la desmielinización de los sistemas nerviosos central y periférico, lo que a su vez impide la circulación adecuada de la información nerviosa.

El tratamiento

Debido a la rapidez y a la gravedad de la enfermedad en su forma infantil, el daño cerebral ya es demasiado importante en el momento del diagnóstico para que el tratamiento sea eficaz antes de que lesiones cerebrales irreversibles conduzcan a un estado de postración. Solo se dispone a veces de una terapia para los pacientes poco comunes con una forma infantil presintomática (detectada con mayor frecuencia entre hermanos/as) o con una forma de aparición tardía. Sin embargo, este tratamiento se limita actualmente al trasplante de médula ósea, también conocido como trasplante de células madre hematopoyéticas, o de sangre de cordón umbilical.  El trasplante de médula ósea requiere encontrar un donante inmunológicamente compatible y permite retrasar la progresión de la enfermedad o bien impide su evolución, pero siempre dentro de los 6 a 12 meses siguientes a la realización del trasplante. Este tratamiento no está exento de riesgos, que incluyen el rechazo del injerto, una reacción grave del injerto contra el huésped (las células del donante "atacan" a las del receptor), infecciones graves, en particular infecciones virales debidas a la disminución temporal de las defensas inmunitarias en relación con la preparación del trasplante, y cualquier complicación que puede conducir a la muerte.

Actualmente, se están investigando otras opciones terapéuticas, pero solo en modelos animales de la enfermedad, como la terapia génica, que consiste en transferir a células animales una versión normal del gen que codifica la enzima GALC, o el reemplazo enzimático, que consiste en inyectar la enzima normal en las células. Sin embargo, para este último método existe un límite físico: el cerebro está rodeado de una barrera que no solo lo protege, sino que también limita su acceso.

Finalmente, el estudio de las proteínas chaperonas que permiten modificar las anomalías de conformación de una proteína mutada podría tener resultados interesantes, si permitiera aumentar la actividad enzimática de la enzima GALC mutada.

El manejo diario de la enfermedad

No es en absoluto específico de la enfermedad de Krabbe. Consiste en el tratamiento de los episodios de rigidez y del dolor que los acompaña, la rehabilitación motora, la prevención de los trastornos de la deglución y de las infecciones pulmonares, una ingesta calórica suficiente, que puede requerir alimentación por sonda gástrica o una gastrostomía (una sonda colocada directamente en el estómago), la prevención y el tratamiento de la escoliosis, si se produce, y la atención psicológica para los hermanos/as y padres.

Es particularmente difícil en las formas infantiles de la enfermedad de Krabbe, en las que los episodios de hipertonía que causan dolor al paciente joven y los episodios de fiebre inexplicable se producen con mucha frecuencia durante unos pocos meses. Con el fin de aliviar el dolor de los niños, lo cual es prioritario, a menudo nos vemos obligados a proponer un incremento de los tratamientos analgésicos (calmantes), lo que también tiene su inconveniente: los niños tienen mucho más sueño y reaccionan mucho menos a su entorno. Estos episodios de dolor y de fiebre desaparecen de forma espontánea. La condición de los niños entonces mejora mucho y no es poco común observar la reaparición de un contacto real e incluso una pequeña mejora motriz. En esta etapa, los cuidados nutricionales, motores (fisioterapia, prevención de las consecuencias de los trastornos de la deglución) y relacionales con su entorno son fundamentales para maximizar el bienestar de los niños.

Por lo tanto, la enfermedad de Krabbe es una leucodistrofia muy poco común, pero particularmente grave en su forma infantil, para la que existen relativamente pocas opciones desde el punto de vista terapéutico. Los tratamientos posibles están todavía en la etapa preclínica.